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A poco tiempo de comenzada nos para un auto que nos venía siguiendo. Se baja una pareja y el hombre se presenta como miembro de la “COMUNIDAD CITRONERA DE CALAMA”, un fana que tiene siete citroen. Charlamos, nos invitó a tomar “unas onces”, intercambiamos mails y nos regaló una remera con el logo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEk-0zrgjDeUqwu8srmrzl9P3GQ6eFJWemCVvz_Ze33145ZNsQitHTs8Kwh7QHeN0W8QUUnw015bL4b-UZImJCzJNS6UfjFUW-aYACzFUOXR5_xISQkb00mhjt-nwU9pMK8U4X7qyZVh8/s200/Imagen+041.jpg)
Pasamos la noche en un pueblo muy raro y feo llamado María Elena. Tal es así que al día siguiente nos fuimos sin ganas de recorrerlo. Era un agrupamiento de casas prefabricadas destinadas a obreros mineros. La ruta del salitre es un desierto interminable. El terreno, removido por las empresas que extrajeron salitre como insumo para la fabricación de la pólvora, es una muestra de la destrucción del medio. Observamos a lo largo del recorrido infinidad de factorías abandonadas.
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